¿Mudarse a otro país? Hecho ¿Aprender un tercer idioma? También. Estos son algunos de los obstáculos que ha superado nuestro consultor Claudio Bardone. Originario de México, se trasladó a Milán sin un plan fijo, pero dispuesto a afrontar el reto de hacer crecer su carrera en Milán. Empezó como becario y se convirtió en consultor en los últimos 10 meses. Conoce su historia y cómo ha aprovechado un negocio transfronterizo para entender mejor el sector de la búsqueda de directivos.
¿Cómo llegaste a Kilpatrick y cuánto tiempo llevas trabajando aquí?
Después de terminar mi carrera en la Ciudad de México, me mudé a Italia en busca de aventuras sin trabajo, sin casa, sin nada. Así que llegué y empecé a buscar trabajo. Afortunadamente, a través de conocidos y referencias personales, supe de Kilpatrick LATAM. Marco, el Director de las Américas, me puso en contacto con el equipo de Milán. Poco después, me entrevistaron y, afortunadamente, tenían una vacante. Me contrataron como becario y en los últimos 10 meses me han ascendido a mi puesto actual como consultor a tiempo completo.
¿Cómo ha sido de diferente tu experiencia trabajando en Italia, siendo originario de México?
Nací y crecí en Ciudad de México, donde Kilpatrick tiene actualmente la oficina de LATAM. Esto me ha permitido entender la empresa, desde el punto de vista empresarial, de una forma muy completa. He adaptado la ética de trabajo de México y también me he adaptado a la forma de hacer negocios de Italia. Vivir en Italia pero tener la posibilidad de visitar mi país a menudo me ha permitido mantenerme cerca de mis raíces sin renunciar a las ventajas de trabajar en el extranjero.
¿Cómo ha ampliado su visión de los negocios transfronterizos trabajando en Kilpatrick?
Creo que Kilpatrick ha aprovechado la forma de hacer negocios post pandémica de la manera más eficiente posible. Hemos digitalizado nuestros procesos y hemos utilizado la tecnología como nuestro principal aliado. He podido trabajar en proyectos con clientes y compañeros de todo el mundo, aplicando y reforzando mis tres idiomas para conectar con la gente en cualquier lugar.
Te sientes como si estuvieras allí mismo con ellos y trabajar juntos sin importar en qué parte del mundo estés se ha simplificado. He aprendido que las fronteras no son excusa para no ampliar tus horizontes a la hora de buscar candidatos u oportunidades.
¿Qué es lo que más le gusta de trabajar en Italia?
Me gusta la cultura y poder vivir en el extranjero. Antes de mudarme aquí (Milán) conocía el italiano, pero no lo dominaba. Ahora he podido practicar y dominar una tercera lengua, lo que sin duda es beneficioso a nivel personal y profesional.
El estilo de vida, la comida y la gente son maravillosos. La independencia y el crecimiento personal que supone mudarse tan lejos de casa es algo que creo que todo el mundo debería hacer si tiene la oportunidad.
¿Cómo afrontó las diferencias culturales de trabajar en Italia?
México e Italia son más parecidos de lo que se piensa. Por eso, algunos aspectos de la cultura italiana se sentían como en casa. Por ejemplo, tenemos el mismo sentido del humor, sabemos reír y pasarlo bien, somos sociables y damos prioridad a disfrutar de la vida.
Por otro lado, algunas de las diferencias son sobre todo en cuanto a estilos de trabajo. En México nos caracterizamos por hacer negocios de una manera muy social y desenfadada, mientras que en Milán la cultura laboral se basa en la disciplina, la puntualidad y el gusto por el detalle.
¿Cuál es la mayor lección que ha aprendido de sus colegas?
Ser franco, la importancia de aprender de los errores, trabajar duro y hablar claro cuando tienes alguna duda. Ser comunicativo tanto con el equipo como con los clientes para entender mejor lo que buscan.